La sesión bursátil de ayer en Europa fue negativa. Así lo refleja la pérdida del 1,5% con la que cerró el Stoxx 600. El comportamiento de nuestro Ibex fue similar, ya que terminó la jornada con un descenso del 1,57%.
Este mal desempeño llega justo después del excelente arranque de año que han protagonizado los principales parqués de Viejo Continente, que esta misma semana alcanzaron la cifra del 10% de subida. Por ello, las caídas de ayer no indican que se está a las puertas de una corrección en el mercado, sino que se deben a la lógica recogida de ganancias por parte de los inversores. Además, los ahorradores deben tener en cuenta que a las cotizadas europeas aún les queda margen para recuperar los precios que históricamente se han pagado por sus beneficios. En concreto, las acciones aún se compran con un descuento del 17,5% respecto a la media de la última década. Un porcentaje que cae hasta casi el 9% si la comparativa se eleva a los últimos 20 años. Estas cifras evidencian que la bolsa europea aún está barata, por lo que aquellos inversores que tengan parte de su cartera en liquidez aún están a tiempo de subirse al tren de la renta variable. No obstante, también es necesario considerar que el potencial que aún atesora la bolsa europea por precio se pondrá a prueba con la temporada de resultados que acaba de empezar a este lado del Atlántico. Unas ganancias por debajo de las estimaciones de los analistas, que ya han recortado sus previsiones en los últimos meses, frenarán las buenas perspectivas que aún atesora la bolsa. Con todo, el mayor peligro reside en una caída insuficiente de la inflación. Esto obligaría al BCE a persistir con las subidas de tipos, lo que pasará factura al crecimiento y al comportamiento de la renta variable.