Los expertos de M&A detectan incertidumbre en la Ley Concursal para lanzarse a comprar empresas

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  • La ley beneficia a algunas empresas, pero no a los fondos de inversión
  • Critican la falta de autoridad y criterio en la figura del reestructurador empresarial

Las principales conclusiones de la tercera mesa de debate “El nuevo M&A en las reestructuraciones”, del III Foro de Reestructuraciones, organizado por elEconomista.es, evidencian que la nueva Ley Concursal ha generado expectativas mixtas en el sector de las reestructuraciones empresariales en España. Aunque se han creado nuevas oportunidades, especialmente en términos de acceso a financiación para empresas en dificultades, la ley aún enfrenta desafíos importantes en su implementación.

Jorge Fernández Miret, socio senior y director del Área de Inversiones de Sherpa Capital, expresó que la energía es uno de los sectores “menos emocionantes por mirar” y que al inicio de la pandemia, la incertidumbre sobre el futuro del mercado energético era considerable. Además, afirmó que las medidas gubernamentales crearon una amplia oferta de oportunidades. Sin embargo, explicó que actualmente la dinámica ha cambiado y “ya no hay un segmento clave”, debido a cómo las compañías han enfrentado el periodo post-Covid y a su propia situación interna.

Ignacio Arambarri, country manager de Sandton Capital en España, describió el mercado actual como una “época de pesca” debido a la “revolución en el océano”, refiriéndose a la volatilidad de sectores como la automatización, el retail de moda y los juguetes. Según él, más que sectores en tendencia, el enfoque se ha trasladado hacia tipos de compañías que hace cuatro años estaban en una posición estable, pero que ahora presentan el doble o triple de deuda, además de peores márgenes brutos y EBITDA. “Más que sectores, el cambio tiene que ver con las modas y el tipo de compañía”, comentó Arambarri.

Por su parte, Sony Ganwani, country manager de Indo Capital, explicó que el foco de su empresa está en el sector energético, especialmente en áreas como la fotovoltaica, el gas y la energía eólica. “Durante la época del COVID, el mercado se centró en las mascarillas; luego vino la energía, y ahora hay problemas con las comercializadoras de luz”, afirmó. Señaló que muchas empresas han avanzado hasta el ‘ready to built’, pero “cuando llegan allí, no tienen financiación”.

Alfredo Castrillón, managing partner de Tertius Capital, dijo que en su caso personal tiene muy claro “en qué sectores no entra”. Sin embargo, reconoció que no siempre pueden posicionarse de manera definitiva en el mercado, y que cuando un sector está de moda, “el accionista cree que ha acertado con su inversión, pero en realidad el oro líquido se le escurre entre las manos”. Según Castrillón, aunque un sector sea popular, el accionista acaba dándose cuenta de que “no tiene ese oro”.

Miret explicó que su firma suele ser “la última llamada” a la que acuden las empresas cuando ya tienen problemas serios en el área de equity. “Cuando nos llaman, ya tienen un problema grave. A veces nos toca entrar al quirófano sin herramientas”, dijo, refiriéndose a que, en muchos casos, las empresas esperan demasiado para solicitar ayuda. Miret lamenta que, con frecuencia, se piensa que ellos pueden “hacer magia”, cuando en realidad necesitan tiempo y un plan de reestructuración que, en algunos casos, ya no es viable. “Intentamos ir por delante y ser proactivos, pero al final, la única opción que nos queda es una compra”, comentó.

Igualmente, Arambarri destacó la importancia de la “psicología para educar a los propietarios” de empresas en crisis. Según Arambarri, muchos empresarios cuestionan el beneficio directo de las intervenciones de fondos como el suyo, y comentó que, en algunos casos, el sector está “maleado”. Añadió que hay una falta de entendimiento por parte de los accionistas sobre los beneficios a largo plazo: “Si tú no ganas, ya lo pierdes. Hay un proceso de psicología importante”.

Por su parte, Ganwani considera que su rol es el de un “mal necesario” dentro del sistema. “El problema es el sistema”, señaló, criticando la lentitud de los juzgados y el círculo vicioso que se crea debido a la falta de rapidez en las respuestas. Ganwani explicó que, en algunos casos, los fondos tienen que cobrar tarifas elevadas simplemente porque el tiempo invertido en los procesos no deja otra opción: “Solo por estar tanto tiempo… no queda más remedio que ser caro”.

Castrillón opinó que el problema no radica tanto en el proceso gradual de declive de las compañías, sino en los eventos disruptivos que suelen sacudir su estabilidad. Castrillón describió cómo, cuando una empresa tiene problemas de caja y se ve obligada a contratar abogados, asesores y fondos, aparece un socio senior. “Nosotros entramos en ese momento porque no hay otra salida, y muchas veces la compañía familiar enfrenta problemas que exceden a la propia empresa”, aseguró. También lamentó la falta de ayuda del sistema para el tejido empresarial, ya que los costos asociados a la supervivencia matan a la empresa: “Es una losa grande que las compañías soportan cuando ya están en una situación tocada”.

También Miret subrayó la dificultad de operar en el “big market”, donde, aunque inicialmente los reciben bien por traer capital fresco, los acreedores financieros empiezan pronto su plan de salida. “Te acogen bien porque traes dinero nuevo, pero luego empiezan su plan de salida”, añadió.

Castrillón, por otro lado, describió sus intentos de reestructuración de cuatro empresas distintas, señalando la necesidad de “un cambio de interlocutor” para que los procesos avancen, aunque esto no siempre garantiza el éxito. En cuanto a la nueva ley, Ganwani expresó escepticismo, señalando que, aunque debería facilitar la valoración, la limitación temporal de tres años representa un desafío: “Después del tercer año, nos tenemos que volver a sentar y renegociar como si fuéramos nuevos inversores”, concluyó, añadiendo que no es optimista respecto a la eficacia de esta normativa.

La ley concursal, sin impacto

Miret expresó que en Sherpa Capital consideraban que la ley sería una solución completa, pero, aunque ha beneficiado a algunas empresas en términos de financiación, no ha tenido un gran impacto para los fondos de equity. Señaló que ha permitido a ciertas compañías acceder a financiación que antes no estaba disponible.

Por su parte, Ganwani comentó que no han visto cambios significativos y que, si bien algunos empresarios parecen adelantarse para evitar problemas graves, el panorama sigue siendo incierto. Arambarri de Sandton Capital explicó que pensaban que el proceso sería más sencillo, pero que en realidad los empresarios están más enfocados en sacar adelante un plan que en la venta de activos, lo cual ha generado complicaciones.

Castrillón, desde Tertius Capital, destacó la agilidad que la ley proporciona a las empresas, aunque mencionó que la homologación en los juzgados suele beneficiar al primero que la presenta, debido a la asimetría de información que existe entre los distintos actores. Según Arambarri, es importante que los accionistas se anticipen y se adapten a las circunstancias del mercado y de los acreedores.

Miret agregó que el reestructurador debería tener más criterio y autoridad, pues a menudo actúa como un mero intermediario sin aportar soluciones claras. Arambarri mencionó el conflicto de intereses que puede surgir en la figura del experto, ya que no siempre actúa de manera imparcial. Miret criticó también que el administrador concursal lo designe el gestor en lugar del juzgado, y subrayó la importancia de un representante independiente que garantice la generación de caja para pagar a los acreedores.

Castrillón, en este sentido, señaló que las figuras externas tienden a distorsionar el proceso, ya que nadie entiende mejor la situación de la empresa que quien está dispuesto a inyectar capital nuevo. Indicó que él y su equipo suelen presentar un plan de reestructuración y, si no es aceptado, prefieren retirarse del proceso. Ganwani compartió su experiencia, señalando que trabajar directamente con el fundador, sin un experto de por medio, facilita el acuerdo.

Castrillón sostuvo que nadie conoce mejor la situación de la empresa que su fundador o director general, y que la presencia de un experto no siempre añade valor. Fernández Miret observó que muchos empresarios no comprenden que es mejor poseer un porcentaje menor de la empresa pero que sea solvente y profesionalizada.

Ganwani indicó que el empresariado moderno se diferencia del tradicional, ya que los primeros suelen separar su patrimonio personal del empresarial. Fernández Miret mencionó que, aunque se impugnen procesos, lo importante es mantener la financiación para garantizar la continuidad operativa. Ganwani agregó que la impugnación se usa a menudo como una estrategia para ganar tiempo.

Castrillón opinó que todas las leyes son mejorables y que la normativa actual ha ayudado en algunos aspectos, pero también ha puesto trabas, sobre todo al no considerar a las empresas reestructuradas en mejores condiciones para acceder a crédito. Destacó que España no puede depender solo de las grandes corporaciones, sino que debe apoyar a las pymes.

Agilidad judicial

Miret sugirió que se necesita más rapidez en los procesos judiciales para resolver crisis empresariales en meses, no en años. Arambarri propuso establecer barreras para la compra de unidades productivas a bajo costo, como un depósito mínimo, para evitar la saturación de interesados sin recursos suficientes.

Ganwani recalcó la importancia de que el asesor de reestructuración tenga un papel activo en el proceso, ya que sin una implicación real, su intervención resulta ineficaz. Fernández Miret criticó que el administrador concursal no siempre sea experto en fusiones y adquisiciones, lo que limita la efectividad de sus decisiones. Castrillón añadió que los plazos han sido más largos debido a huelgas, pero afirmó que el proceso puede concluirse en menos tiempo.

En términos económicos, Miret observó un incremento en el uso de capital privado y oportunidades en deuda, mientras Ganwani advirtió sobre la inflación y el impacto negativo en el crecimiento. Desde su perspectiva asiática, es escéptico sobre el potencial de crecimiento en Europa. Castrillón, sin embargo, se mostró optimista sobre las oportunidades en diversos sectores en España, resaltando que, aunque haya incertidumbre, el país tiene fortalezas que pueden aprovecharse.

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