Hablar de Andrés es hablar de una institución, de la historia de las telenovelas en México y toda Latinoamérica!
Difícil de abordar, en esta triste circunstancia. Dejaré que los especialistas en espectáculo lo hagan, mucho mejor, en mi lugar… Hablaré, en cambio, del ser humano que me tocó conocer.
El hombre, que por fuera parecía intocable, justamente por ser una de las figuras más imponentes del espectáculo latinoamericano… Nuestra historia televisiva, cómo compañeros de la telenovela “Mujeres engañadas”, en la que tuve el honor de co-estelarizar junto a él y a la bella Tesorito- Laura León, fue gracias a la oportunidad, que me brindó mi querido amigo del alma y ulteriormente Padrino, Don Emilio Larrosa.
Recuerdo, cómo si el tiempo se volteara en un instante al ayer, nuestro primer encuentro, en el set de televisión… Entré llena de nervios, con el libreto en la mano, y con mis emociones borboteando… Iba a trabajar junto al actor más cotizado del mercado… Eso me ponía en un compromiso, porque sabía de antemano que todas las miradas, de la prensa y del público en general, estaban a punto de centrarse en nosotros…
Al llegar y pisar el espacio inundado de luces, en el set de la telenovela, donde íbamos a compartir durante muchos meses, me fui directo a él, sonriéndole amistosamente, le tendí la mano y me presenté.
Él, con ese encanto único- con esa mirada llena de una inteligencia aguda, repleta de su inmensa experiencia de vida y cargada de intuición- me regresó el saludo y me sonrió llanamente. Sincero. Franco. Directo. Entrón. Así era él! Hicimos el click humano, en un santiamén.
Nos íbamos a apoyar en todo, durante la grabación, por largos meses… Fuimos una pareja de telenovela, compañeros cómplices y amigos. Aprendí mucho de él. Iban a seguir, para mi enorme sorpresa, largas horas de filosofar juntos sobre la vida, sobre las relaciones humanas, incluso coincidimos en muchos conceptos, sobre Freud y Kafka, sus preferidos…
Y más allá de lo que la gente que no nos conoce, pudiera especular, nos abrimos el corazón y la mente, simplemente cómo seres humanos que somos, con heridas, defectos, fallas y sueños por alcanzar… “Un gran ser humano, con su niño interior a flor de piel.” Esa fue mi percepción, sobre la leyenda que fue y seguirá siendo, por mucho tiempo, en el espectáculo mexicano y latinoamericano, ANDRÉS GARCÍA.
Que en el Amor de Dios descanse por siempre!
Paz, calidez, cariño profundo, y un abrazo de mi corazón, para su gran amor Sandy Vale- mi querida amiga hace ya más de 20 años- madre de sus 2 hijos Leonardo y Andrecito, ambos amigos entrañables también…
