- El sector servicios alemán se desploma mientras sus precios persisten
- Esto complica el margen de maniobra para el BCE pese a los vientos recesivos
- Los PMI avanzan una caída del 0,2% del PIB de la eurozona este trimestre
El sector servicios trae malas noticias para la eurozona. Tras meses siendo el puntal que sujetaba la actividad en la región ante la debilidad de las manufacturas, su debilidad empieza a manifestarse mientras que los precios en el mismo evidencian la persistencia de la inflación. La peor combinación posible para la economía del bloque y para el rumbo de un Banco Central Europeo (BCE) -se vuelve a pronunciar el temido término estanflación- al que se le complica aún más determinar el ritmo de los tipos de interés ante el incipiente deterioro económico y unas presiones inflacionarias a las que les cuesta aflojar
El gran culpable ha sido el sector servicios alemán. El índice de gestores de compras (PMI), la encuesta que tradicionalmente elabora la firma S&P Global, ahora con Hamburg Commercial Bank (HCOB), sobre sentimiento empresarial y que sirve como termómetro de la actividad privada y anticipo de la evolución de la economía, ha caído en su lectura preliminar de agosto relativa al sector terciario del país a zona de contracción (menos de 50 puntos) hasta los 47,3 respecto a los 52,3 previos. Es la primera lectura contractiva en ocho meses y la más baja desde noviembre del año pasado.
El pequeño repunte de 38,8 a 39,1 puntos en el hundido PMI manufacturero no es un consuelo y no evita la caída del PMI compuesto de los 48,5 a los 44,7 puntos, que retrocede por cuarto mes seguido y ofrece la peor lectura desde mayo de 2020. Las empresas se muestran pesimistas, ya que el aumento de los tipos de interés (425 puntos básicos de subida en apenas un año), la incertidumbre de los clientes y la elevada inflación siguieron lastrando la demanda de bienes y servicios.
Los datos de la encuesta en Alemania reflejan una reducción de las entradas totales de nuevas empresas en todo el sector privado en agosto. El descenso siguió estando liderado por la caída en picado de los nuevos pedidos en el sector manufacturero, con una combinación de reducción de existencias por parte de los clientes y reticencias a la inversión que impulsaron el mayor descenso de la demanda de bienes desde mayo de 2020. Los nuevos pedidos del sector servicios también cayeron a un ritmo más rápido, el más veloz desde noviembre del año pasado, en medio de informes de reticencia entre los clientes y una restricción en los presupuestos tanto de los hogares como de las empresas.
“Cualquier esperanza de que el sector servicios pudiera rescatar a la economía alemana se ha evaporado. En su lugar, el sector servicios está a punto de unirse a la recesión del sector manufacturero, que parece haber comenzado en el segundo trimestre”, señala Cyrus de la Rubia, economista del HCOB en el informe con el dato, haciendo hincapié en lo “inusitado” de esta caída. “En el sector manufacturero, las empresas alemanas reducen su producción a un ritmo mucho más rápido que las francesas. Esto no hará sino avivar el debate de que Alemania es el enfermo de Europa“, remarca el analista.
En cuanto a los precios, las tasas de inflación de los costes de producción y de los insumos aumentaron en agosto por primera vez en once y siete meses, respectivamente en Alemania, impulsadas en parte por la subida de los precios de los carburantes. Debido a la fuerte caída sostenida (aunque ligeramente más lenta) de los precios de compra de las manufacturas, la tasa global de inflación de los costes de los insumos se mantuvo por debajo de su media a largo plazo, a pesar de subir hasta un máximo de tres meses. Sin embargo, esto enmascaró un aumento pronunciado y acelerado de los gastos de explotación de las empresas de servicios, que no sólo acusaron el mayor coste del combustible, sino también las presiones salariales sostenidas.
“La estanflación es algo feo. Sin embargo, es exactamente lo que le está ocurriendo a la economía de servicios, ya que la actividad ha empezado a contraerse mientras los precios se han disparado de nuevo, incluso acelerando su ritmo. Cuando la inflación no puede domarse en la mayor economía de la eurozona, son malas noticias para el BCE”, subraya De la Rubia.